La transformación digital ha impactado a todas las industrias, en especial la de logística y transporte, ya que permite a las empresas identificar áreas de oportunidad, necesidades y riesgos.
Además de la seguridad, ha contribuido de manera significativa a la reducción del consumo de combustible, optimización de rutas, predicción de tendencias y eventos futuros, a mejorar la experiencia del cliente y tener un mayor control sobre los costos, uno de los temas más importantes para este tipo de empresas.
La evolución tecnológica en este sector está marcada por la recolección y análisis de datos, los sistemas eléctricos, la automatización de procesos y la Inteligencia Artificial, dando pie a una mayor interconectividad.
El uso del Big Data en el transporte cuenta con tres tendencias muy claras. La primera es que, gracias a la visualización de datos, todos los parámetros de movilidad relevantes son más transparentes y deben tenerse en cuenta para el desarrollo de conceptos urbanos sostenibles.
La segunda es que ayuda a los responsables de las ciudades a probar y evaluar directamente la implementación de medidas regulatorias, desde la restricción de tránsito y estacionamiento hasta la introducción de zonas de bajas emisiones.
Por último, la combinación de datos históricos y métodos de inteligencia artificial ayuda a analizar áreas con exceso de oferta o mayor demanda y, por lo tanto, planear con anticipación.
Asimismo, la interdependencia entre la logística del mañana y un modelo sostenible puede ayudar en muchos temas, uno crucial es el medio ambiente.
Sin embargo, sigue habiendo una brecha importante a la hora de reconocer la necesidad de implementar las innovaciones tecnológicas y contar con una estrategia de adopción.
Para ello, es necesario evaluar la situación de la empresa y localizar dónde generarán mayores beneficios las innovaciones tecnológicas; establecer objetivos específicos, realistas y medibles; adoptar la tecnología apropiada, capacitar y motivar al personal para que sea el motor de cambio de las mejoras; impulsar una transformación de cultura organizacional desde el liderazgo; fomentar el trabajo en equipo, la creatividad y buenas prácticas; establecer métricas para evaluar los resultados; y diseñar planes de mejora continua.
Sin duda, aún hay mucho camino por recorrer, ya que para llegar a eso es esencial que los líderes estén dispuestos a introducir cambios en sus empresas y capacitar a su personal para que se puedan implementar las posibilidades que brinda la transformación digital.
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