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Dark stores y última milla: el futuro sustentable -y eficiente- de la logística

Pareciera ser que la pandemia comienza a ser un recuerdo lejano, sin embargo, sus consecuencias logísticas cobran cada día más vigencia. Cuando apenas habían pasado dos meses del aislamiento obligatorio en 2020, el comercio electrónico en Argentina había ya crecido en forma exponencial, alcanzando cifras que se proyectaban recién para 2022.
Según el Foro Internacional del Transporte, organización intergubernamental compuesta por 60 países miembros, las actividades de transporte de mercancías por ruta son responsables de más del 45% de todas las emisiones de dióxido de carbono del transporte de Argentina. Al mismo tiempo, los clientes del e-commerce se volvieron mucho más exigentes: según un estudio de Prologis, compañía logística con operaciones globales, alrededor del 85% de los compradores en línea eligen dónde comprar en función a los tiempos de entrega ofrecidos.
Entonces, ¿cómo se equilibra esta exigencia de transporte rápido y eficiente con la responsabilidad ambiental en la lucha contra el cambio climático? Aquí es donde la industria de la logística puede aportar soluciones y una posible respuesta para equilibrar dicha ecuación es ofrecida por el desarrollo de los dark stores y una mejor gestión de la última milla.
Llamamos dark stores (tiendas oscuras) a aquellas tiendas o locales que no ofrecen una atención directa al público sino que atienden solamente la demanda digital del e-commerce. Si bien es un formato que existe hace mucho tiempo, la pandemia lo potenció de manera exponencial, convirtiéndolo en una pieza fundamental de la revolución histórica que está viviendo el retail y un símbolo de los cambios sin precedentes que llegaron a la industria del e-commerce y la logística que la sostiene.
La última milla se refiere al tramo final que el producto recorre justo antes de llegar al consumidor final. Por poner un ejemplo: un bien es producido en una fábrica, luego transportado a un almacén central y de allí a un almacén local para finalmente ser trasladado al hogar de quien lo pidió online. Este último trayecto, es decir el del almacén local a la casa del cliente, es denominado “la última milla”. Es, sin dudas, la parte más relevante de la cadena de abastecimiento para el comprador: según el estudio de Prologis citado anteriormente, más del 90% de los consumidores esperan la entrega en tres días o menos, y el 30% la espera el mismo día.
Actualmente se promedia en Argentina una circulación de cinco paquetes por persona al año, es decir, más de 200 millones de paquetes por año, cifras que duplican a la prepandemia. Los dark stores aportan eficiencia a la cadena logística lo cual redunda en un claro beneficio tanto para el consumidor y como para el vendedor en términos de tiempos. Por otro lado, ayudan también a pequeños emprendedores ya que no necesitan invertir en costosos locales en calles comerciales de diferentes ciudades para lograr que su producto esté disponible en cada rincón del país.
La pandemia provocada por el Covid-19 fue, al menos en lo que a logística se refiere, el acontecimiento más disruptivo en lo que va del siglo, ya que las que parecían tendencias transitorias se han transformaron en cambios permanentes y estructurales. La logística fue sin dudas una de las industrias más afectadas -y más protagonistas- de la crisis, pero en la adversidad vio oportunidades y consiguió adaptarse a un sistema cambiante, encontrando un equilibrio entre la eficiencia, las exigencias del consumidor y las necesidades sustentables del planeta.

El contenido original de la nota fue publicado en Eleconomista.com.ar. Para leer la nota completa visitá aquí

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